No hay punto cayó el sistema

No hay punto, cayó el sistema. Sentado en la orilla de un peñasco, observo el efecto de un piropo basado en tus labios. Un piropo rebuscado, sin duda. no hay punto de referencia alguno, al fondo del abismo yace en pedazos un sistema. Un racimo de cambures detrás de un cristal es una trampa caza bobos.

Sentado sobre un puñado de cables cortados, un joven gordo se acariciaba los genitales con desgano. Cuando me vio pasar me dijo -¿a donde vá negro? Corra libre que no hay punto, se cayo el sistema- lo mismo me dijeron aquellos enamorados veinteañeros, que encima de la matica’e mango reían fervientemente. -¡No son mangos, son mangas negro!- me grito la moza con la boca amarilla. Estaban desnuditos y eran como tres muchachos y dos muchachas.

Cuando veo tus labios, no hay punto de referencia alguno, no hay sistema. Sólo me basta la señal de tus ojos, y eso es un corrientazo que va del corazón a la entrepierna.

No llores mi reina, que un sistema hecho pedazos al fondo de un abismo, es un cielo azul soleado para llenar de arboles, pájaros y niños con bicicleta.

Agarre un racimo de cambures y unos sapotes que crecen solitos a orilla’e rio. Disuélvase en deseo, que en este calorón no hay trapo que valga. La trampa del musiú, arde en candela allá en el pueblo, mientras un puñado de necios buscan el punto caído, sumergidos en una montaña de mierda de águila.

Y a mi, hábleme de amor, que yo de sistema no entiendo nada Yo, para adorarla usted, solo necesito una hamaca a orilla’e río.

Ramón Ramón