Soluciones Poderosas

Sobre como el poder crece y se extiende a partir de los desequilibrios que el mismo produce

El poder se expresa en hechos materiales y culturales cuyo objetivo común es satisfacer las necesidades creadas por el mismo poder, y paralelamente, mantenerlo y reproducirlo de forma permanente para perpetuarse en el tiempo. Este desarrollo concreto de iniciativas, soluciones, acciones y planes de desarrollo, al estar motivadas por fines ajenos a la naturaleza y muchas veces diametralmente opuestos a ella, producen profundos daños en las distintas formas de vida, incluyendo por su puesto la vida humana. En repuesta a estos daños, el poder dentro de su lógica, su entender y su lenguaje, abre nuevas lineas de acción con la intención de instrumentar soluciones, que terminan por introducir nuevas alteraciones a las partes sanas del ámbito orgánico. Es como pretender desinfectar una herida lavándola con agua infectada.

En el plano inmaterial, el poder crea y reproduce un contexto cultural con herramientas hechas a su medida; modos de pensar, lenguaje para comunicar, vocabularios para nominar y conceptualizar, religiones para hipnotizar, tradiciones folclóricas, ciencia, educación, filosofía, música, literatura, artes plásticas, teatro y cine. Esta subjetividad, es implantada en la casi totalidad de los seres humanos que nacen y crecen dentro de las sociedades basadas en el poder, y en consecuencia, estos la reproducen de manera inconsciente. Por lo tanto, a la hora de plantear la solución a un problema que es consecuencia del poder, el planteamiento tiene una fuerte tendencia a ser pensado, diseñado, definido y creado, en términos que bajo ninguna circunstancia, atacan el núcleo central de su causa, por el simple hecho de que su causa esta en el poder mismo. La consecuencia, es que la solución termina siendo una ramificación del poder, y aunque exista posibilidad de que puntualmente tenga la capacidad de subsanar un entuerto, su cualidad poderosa generará otros problemas que pondrán en movimiento un nuevo ciclo del tragicómico circulo vicioso, donde el poder produce un problema que motiva a la generación de una solución dentro del esquema del poder y esta solución un nuevo problema y una nueva solución dentro del esquema del poder hasta que la sociedad poderosa llega a un nivel de atrofia y confusión de niveles estratosféricos.

A modo de comprender el tragicómico circulo vicioso del poder cuando instrumenta una solución a un problema creado por su lógica, pondré un ejemplo, pero antes, es preciso subrayar que una característica constante del poder es que su esencia es antinatural y sus acciones tienen una alta probabilidad de provocar consecuencias dañinas a la naturaleza. Veamos:

Con el industrialismo (fruto del poder), en miras de optimizar la producción, era necesario que las fábricas y las viviendas de los esclavos estuviesen dentro de un mismo ámbito territorial, apenas separadas por una distancia cercana. Lo suficiente para que cada día, el esclavo viniese temprano a la jornada y regresase a casa en corto tiempo, para descansar y reponer las energías que la fabrica absorbería el día siguiente. Fue así como surgieron las ciudades modernas que hoy habitamos.

Con la aglomeración de grandes cantidades de personas en un mismo lugar, se hace extraordinariamente necesaria la construcción de un sistema de desechos para el traslado de las eses fecales y los residuos químicos de la fábrica, hacia afuera de la ciudad. Esta necesidad fue resuelta con el diseño y construcción de los sistemas de aguas negras. El concepto básico era canalizar el agua mediante redes de tuberías que atravesaran la ciudad y arrastraran la mierda hacia los ríos. Así se hizo.

Una vez resuelta la necesidad de sacar los desechos industriales y las evacuaciones corporales del ámbito territorial urbano, surge el problema del río contaminado, dando paso a un nuevo problema: el agua no es apta para consumo humano en las poblaciones que están río abajo. La solución fue crear una planta de tratamiento donde el agua es sometida a un lavado químico para hacerla menos dañina. El resultado es agua sin bacterias, gérmenes, virus y parásitos, pero con grandes cantidades de cloro y otras sustancias químicas provenientes del desecho industrial. Agua tratada, que al ser ingerida o puesta en contacto con la piel, produce serias afectaciones en la salud integral. El daño incluye disminución de las defensas y la capacidad de concentración mental, por solo nombrar un par de ellos.

Sin embargo, lo más importante, es entender que el prejuicio causado al cuerpo, devino en enfermedades que motivaron nuevamente la búsqueda de soluciones. El resultado fue la creación de una fábrica de medicamentos (cuyos residuos químicos también van al río), ¿y que decir de las píldoras? No mucho, la medicina fabricada ataca de forma eficaz los síntomas pero nunca la raíz del problema. Adicionalmente, el medicamento deja secuelas que producen nuevas enfermedades y nuevas lineas de fabricación, venta y acumulación económica (acumulación de poder.)

Amigo lector, no pierda de vista el meollo del asunto. Pregúntese porqué el fármaco fabricado no ataca la raíz de la enfermedad. Veamos.

La raíz de la enfermedad escapa al ámbito farmacológico. La raíz se hunde en el pantano maloliente de la ciudad industrial; el sistema de cañerías, la planta de tratamiento de aguas, los efectos del cloro en el cuerpo humano, el aumento de las enfermedades causadas por debilitamiento del sistema inmunológico, y la idea fabulosa de montar una fábrica de medicamentos, bajo una estructura organizativa piramidal, en otras palabras, un nuevo núcleo de poder económico, que se alimenta fundamentalmente del dinero de los enfermos creados por el poder.

Ramón Ramón.